sábado, 31 de marzo de 2012

Elogio a la lentitud

En el conservatorio donde estoy estudiando, mi profesor nos propuso como ejercicio que camináramos 2 cuadras todos los días, pero de forma lenta. Dice que al principio nos vamos a sentir tensos, pero durante el transcurso de los días, nos vamos a sentir mas relajados, y hasta nos va a dar gusto disfrutar de la lentitud de dar cada paso.
Y así, en el momento de tocar un instrumento, podremos disfrutar cada nota que tocamos, mismo también poder apreciar el temido silencio. Pero para que esto suceda, uno tiene que aprender a estar totalmente relajado, es decir  a estar en sintonía con su pulso.

Y empiezo a preguntarme, además de caminar, ¿qué cosas de las que hacemos todos los días se nos pasan de largo? El café de la mañana podría ser, uno lo toma tan rápido casi como si quisiera sacárselo de encima. La ducha matutina, también podría hacer. Lo que es un deber parece que se quisiera esfumar de nuestros minutos. Pero lo que no es un deber, no quisiera terminarse nunca.

Vivimos en un mundo que nos invita a que vivamos cada vez mas acelerados; comida rápida, servicios de información con constante renovación de imágenes, tecnologías que cambian y obligan a uno a cambiar. El microondas, que nos ahorra tiempo para calentar la leche en vez de tomar el trabajo de hacerla hervir con la olla, por ejemplo. El delivery, comprar por internet. Todo está al alcance nuestro. Parece que cada vez quisiéramos evitar el proceso, nadie quiere perderse de nada, nadie quiere esperar.

¿Pero que pasaría si empezáramos a hacer mas lentas las cosas? Si hiciéramos a un lado la tecnología, y nos centráramos más en el proceso. 
Habrá que probar, ver que es lo que pasa, cómo nos vamos sintiendo frente a esta nueva experiencia.

Yo por mi parte iré poniendo a luz lo que me vaya surgiendo en este ejercicio, al fin y al cabo todo sea con el fin de poder aprender a disfrutar mas a fondo la música.

No hay comentarios:

Publicar un comentario