lunes, 16 de abril de 2012

Mi cuarto...


Mi cuarto está desordenado, dos bancos no son suficientes para sostener el caos. La ropa esta perfectamente preparada para ser fotografiada en su mejor rebelde estado. Se manifiesta en contra de las planchas, de la limpieza, de los cajones donde suele descansar. Mis discos están fuera de todo esto. Los llevé al quincho por los festejos de mi cumpleaños y siguen todavía ahí. Cada uno en su caja, esperando ser trasladados hacia la sima de la cajonera. Se mezclan. Son abiertos en cuestiones culturales, no les molesta estar con nacionales, internacionales, blueseros, rockeros, o jazzeros. Será la razón por la cual apenas los acomodo se me cambian de lugar. También les gusta dormir en otras cajas. Pero esta vez yo les gané y no dejé que lo hicieran. Los controlo de vez en cuando.

No tengo ganas de bañarme esta noche porque estoy cansada. ¿Será mi pelo que le gusta la libertad, que le teme al pulso del agua?

Mañana curso y eso me gusta, me encanta ir al conservatorio.

Mañana tengo dentista, y eso no me gusta. Es un largo trámite hacerme un perno y corona. Era mas fácil sacarme la muela directamente evitando hacer el conducto y dejar un vacío existencial en mi encía. Pero ya estoy entregada a la corona. Chequeos, moldes, tiempo.

Mañana también voy al psicólogo. Que me hace pensar tanto, que a veces me dan ganas de dejarlo. Es luchar un poco en contra de mi corriente, enfrentarme con cosas que no se si estoy dispuesta a resolver. Me ayuda me entiende, por eso no lo dejo. Da buenos frutos.

Me cuesta hacerme el hábito de ejercitar.

Me gusta la vida que estoy teniendo. Tengo el gusto de conocer mucha gente, muchos estilos de vida, muchas vidas ya construidas. Me sirve para ver un pantallazo de como es el mundo y como quiero ser. Me desoriento porque me cuesta estar segura entre tantas caras grandes. Espejos nuevos para verme, para ubicarme también. Saber donde estoy parada y de ahí saber para donde ir.

Me encanta quedarme hasta las 2 de la mañana ya con un sueño encima y saber que mañana voy a tener que despertarme a las 9 para ir a cursar y tomar la prometida ducha. Me obliga a sentirme responsable de las decisiones que tomo. Entre ellas, que mañana voy a tener que aceptar el sueño que cargaré.  Sentir esas ganas de dormir un poco mas y recompensarme a la tarde con una siesta.

Cuestiones cosas, esta bueno desestructurarse, desencontrarse un poco para después reacomodarse y volver a empezar.

Al fin y al cabo yo también decido de que forma vivo mi vida, y eso me hace sentir bien.