miércoles, 6 de junio de 2012

Siempre aprendí que chocarme contra algo, era la única forma de entender en donde estaba parada.

Pero hoy empiezo a sentir que a veces, no es necesario llegar a un extremo para saber con claridad cuales son mis límites. Por momentos creo que es necesario leer la letra chica que viene en las señales durante el camino.

Deténgase, mantenga la velocidad, vaya a la 90 km/h, tenga cuidado, cruce peligroso. Quizás sean algunas de las que pasé por alto. Esta vez nuevamente no pude reaccionar y pasó. Lastimé una vida. La mía.

Choqué, y volví a aprender. Pero ya no quiero chocarme mas. Quiero estar mas atenta antes de tomar una decisión.

Empiezo de nuevo.

Para volver al camino me va ser necesario hacer un chequeo, tomarme un tiempo para arreglar lo averiado, ver si las ruedas están bien infladas, cambiar el lugar de donde partir, la posición en donde voy a ubicarme.
Mapa en mano, ubicar el destino, trazar el recorrido.
Agarrar la mochila, ponerle cosas y que pese lo justo para cargarla con ella durante el viaje.
Sentarme cómoda, tomar el manubrio y arrancar, ir tranquila, frenar cuando esté en duda y continuar el camino, acelerar cuando sea conveniente, disminuir la velocidad en los momentos de cautela, escuchar a mi bici, ella va a ser la compañera que me lleve a hacia donde quiero ir.

¿Estamos listos?

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