viernes, 2 de diciembre de 2011

Los clientes del café

En el local donde trabajo estoy acostumbrada a conversar con distintos tipos de clientes.

El oficinista, que come rápido y se va, el que se junta con -el equipo- a hablar de negocios. El que viene con la familia a darse el gusto de comer algo rico con la excusa de que hay que juntarse, el que viene con la pareja a que los traten simpáticamente. El pijotero, que quiere manguearte algo que no está incluido en el plato, además de que quiere que lo trates como ''el mejor cliente'' y que en una de esas le hagas un descuento y que con la propina es bastante flojo.
Están también los indecisos, que vos tenés que -sugerirlesinqueellonotequeleestáseligiendoelplato,  los padres solteros que vienen con los hijos a los cuales -nosabencontrolar-. Viudos, personas ya grandes en este mundo, con una vida digna de ser admirada que vienen a tomarse el gustito de salir a tomar un cafecito al -café de la esquina-. Madres e hijas. Los que vienen a estudiar, que necesitan concentración, que le des un poco de apoyo moral, que quieren que les preguntes que estudian y que le digas ''te va a ir bien'', otros en cambio, no quieren que los hinches. El que viene a observar el lugar, los detalles, la atención, la presentación de los platos. Los piolas, personas simpáticas que le ponen onda a la vida, están relajados y no tienen drama si el plato se retrasó un poco mas de la cuenta, vienen a comer rico, tener una buena charla con la persona que lo acompaña. El que viene a charlar, con el dueño, con la camarera y de paso se pide un café para  pasar el rato.

Y después estan los habitués. De esos me encanta hablar.
Entre ellos están: los que se sientan en el mismo lugar, leen tal diario y toman lo mismo de siempre. Los oficinistas, que hablan de negocios, no les gusta que les rompan las bolas, tenés que ser directa y concisa cuando les tomás el pedido, la idea es interrumpirlos lo menos posible.

Están los que les gusta que los atienda la misma persona que te permiten tener una relación un poco mas amistosa, alejada del esquema formal mozo-cliente, que quieren que los trates como eso, como -los clientes simpáticos- y en este caso sería yo -la moza simpática-.

Para mí, son los mejores clientes.

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