lunes, 7 de mayo de 2012

Señor Cara Libro

Facebook arma mi vida en su sitio. Me vende felicidad. Y la compro a veces, pero no me satisface. Admito que me genera cierta emoción entrar y esperar muchas notificaciones y que cuando sucede me haga sentir un poco importante. Pero esa felicidad que compro dura unos segundos. Y ese hábito se vuelve a repite cada vez que pongo la tecla enter. Puedo entrar y no tener notificaciones, eso me desilusiona un poco, es lindo sentirse solicitado. Aunque después comprendo, que las notificaciones no son índice de nada. Mis relaciones sociales no se miden en una página de internet.

Facebook es mi medio para expresarme, comunicarme, una herramienta mas que tengo la suerte de usar.

Me puedo reír a distancia por la computadora con mis amigos, pero nada va a igualar el hecho de poder juntarme con ellos cara a cara y disfrutar de la buena compañía. Puedo ver muchas fotografías de amaneceres, de personas que se ven felices en una tarde en el río, pero nada se va a comparar el hecho de estar el contacto con la naturaleza en vivo y en directo. Por otro lado, si no tengo la posibilidad de viajar, puedo ver las fotos y en cierta forma de acercarme a ese paisaje que no puedo acceder.

También lo uso como medio de información sobre muestras, ciclos de cine, bandas que tocan, artículos que salen en del díario que me interesan y voces que quieren ser escuchadas.

También me vende cosas que no son; me hace comparar mi vida con la de los demás. Me incentiva a consumir a través de las publicidades tan molestas para mí, ubicadas siempre en la columna derecha, y también por medio de los usuarios. Usuarios que publican en sus muros fotos, o comentarios sobre los lugares, cosas, comidas que consumen, y veo eso, marcas que quieren incorporarse en mi vida.

La velocidad también está presente. Puedo sacar una foto e instantáneamente colgara a la web. Mostrar que estoy haciendo y como. Me acostumbro a leer y mismo a escribir posteos de 440 caracteres aproximadamente, y hacen que el hecho de ya ponerme a leer un noticia en un diario me resulte cansadora. Las novedades duran poco, y se renuevan constantemente.

Veo fotos de fiestas con personas y caras felices. Y a veces si no tengo la suerte de salir un día, y me encuentro con las fotos, me siento mal de no poder haber salido. Me genera un poco de envidia, admito, ahi es cuando recuerdo que mi felicidad no está en el Facebook.

Leo constantemente actualizaciones de estado sobre cosas que no valen la pena ¿para qué? Es un poco egoísta el funcionamiento. Pareciera que uno postea cosas para que lo feliciten, y uno así aumentar su autoestima. Armas algo virtual, recibís algo virtual.

Pienso que es un gran lugar para todos. Es una gran aldea para excusarse. Para los que necesitan un poco de atención, y la buscan, casualmente en este sitio. Para los que les gusta mostrarse, para socializar, para estar mas conectados con las novedades, con las curiosidades, para espiar vidas ajenas, siendo cual Susanita en Mafalda. Para no sentirse solos.

Para mí uso, es un espacio para los que amamos el arte. Para debatir, conectarme con personas de muchos lados. Compartir experiencias, aprendizajes, viajes. Un espacio de difusión y también un espacio para el ocio.


A veces Facebook se me torna en ilusión, porque puedo tener un momento de constante comunicación, muchas notificaciones, debates en grupos, manifestaciones de ideas, y es muy lindo. Pero llega un momento en el que el círculo se torna espiral, y me doy cuenta que la vida está afuera de todo ese sistema. El círculo hay que cerrarlo en algún momento. Armarme una vida plenamente en internet, significaría no encontrar herramientas internas para formarme como persona y pretender encontrarlas en una computadora.


Facebook, es como la mayoria de las cosas. Depende el contexto en el que estén rodeadas, puede servir o no. Depende como se use.

¿Y vos, porqué usas el Facebook?

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